Este es un ritual de función sacralizadora. En este se degüella un macho cabrío y su sangre se esparce en forma circular, esta labor la llevan a efecto los hombres. Luego el corazón es enterrado y las patas son puestas sobre la mesa de la vilancha. Alrededor de estas se disponen los participantes del ritual, quienes emiten rogativas las que van acompañadas por la música de instrumentos como la caja chayera o el bombo. En este rito sacralizador lo que trasciende es la expresión del principio de reciprocidad entre el hombre y lo sobrenatural, a través de lo cual se espera que fluya el poder hacia la comunidad humana en términos de vida, fertilidad y salud.
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