"Virgen del Rosario de las Peñas"



El origen de esta imagen es un poco dudoso, ya que existen numerosas leyendas al respecto.

Una de ellas señala que en un pueblo de Carangas Bolivia, se celebraba a la Virgen del Rosario. El alférez a cargo de las festividades era pobre y esto provoco un comentario despectivo de un rico que se había comprometido a tomar a su cargo la festividad del año siguiente.

Este adorno la iglesia, pero el día de la fiesta ocurrió allí un incendio. Con las llamas desapareció la imagen.

Camino al pueblo, unos pastores rezagados se encontraron con una señora de cara conocida. Le preguntaron si no iba a la festividad y ella respondió: "Voy a otro lugar en donde he de ser mas venerada”. Mirando Hacia a tras los pastores la vieron convertirse en una paloma que voló hacia el oeste.

En tanto en la Villa de Humagata el gobernador había condenado a muerte a un curandero bajo la acusación de brujo. Este buscaba leña para su suplicio en Livilcar, cuando vio la paloma. Quiso derribarla por lo hermosa que era para llevarla al gobernador para pedir clemencia. Pero desapareció en una nubecilla.

Al disiparse, estaba el rostro de la virgen en la roca. La imagen habla al curandero diciendo": Quiero que se me honre en este mismo sitio. Vendrán muchos peregrinos con grandes sacrificios y no han de caber en este lugar".

El reo fue a dar cuenta al Gobernador Este pensando que era un ardid, prometió quemarlo ahí mismo si mentía. Al ver la imagen indulto al condenado.

Los frailes franciscanos de Codpa fueron avisados del suceso y decidieron desprender la imagen de la piedra. Pero a pesar de los esfuerzos, fue imposible extraerla.

En la noche el sacerdote que había encomendado la tarea tuvo agudos dolores."¿Sufres mucho?”. Escucho en el silencio nocturno. Y la voz continuo": Yo también sufro con los golpes que me dan. No quiero salir de este lugar. Vendrán con grandes sacrificios a venerarme".

Una devota familia de Carangas salió en busca de la Virgen perdida. Recorrieron los diversos valles de Tarapacá y supieron de la Virgen de Livilcar La visitaron y reconocieron que era la imagen desaparecida de su pueblo